Editorial

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Editado en Bogotá D.C.

Ya basta de pesimismo

La actual ola pesimista del país sin duda encuentra explicación en hechos concretos y reales, especialmente aquellos relacionados con la cruda violencia que nos acecha y agobia día tras día, y la crisis económica que parece cerrar el paso de las ilusiones mediatas.

Pero si bien estos dos ingredientes están agregando colores no deseados a la imagen y al cuerpo de nuestro país, la realidad es que Colombia está formada por muchos y muy diversos ingredientes, la gran mayoría de ellos envidiables para la mayoría de las naciones.

Recordarlos es suficiente para no dejarse arrastrar por el pesimismo actual. Pensar en una Colombia siempre plena de recursos naturales, capaz con su gente de pasar de la mula al jet en pocos años, como rezaba el dicho popular, devuelve la confianza.

Pensar en el país de treinta o cuarenta años atras y compararlo con el de hoy, en términos de ciudades, de comunicaciones, de mercados, de servicios, revela la verdadera capacidad y pujanza de un país monstruoso en el mejor sentido de la palabra.

Colombia, sin duda, se ha visto jalonada por la corriente cada día más veloz del cambio en un mundo globalizado. Dicha aceleración, por demás inevitable, sobre aquel otrora bucólico y aislado país rural, no puede menos que causar fuertes remolinos, como los que estamos sufriendo. Sin embargo, la turbulencia del remolino lo único que evidencia es la fuerza del empuje y el volumen de agua comprometido.

No es lógico quedarse observando la turbulencia social y económica sin admirarse de la fuerza y el volumen del sustrato que hace posible dicha turbulencia. Esa es precisamente Colombia, la enorme corriente que no se va a quedar atrapada en el remolino, el que apenas significa un incidente más en el curso de su historia.

Sin duda los colombianos encontraremos el camino para frenar la violencia, aunque tardemos en ello mucho tiempo más, aunque tristemente tengamos que permanecer entre diálogos y balas por varios años aún. Con el propósito claro, aparecerá la receta o las recetas más adecuadas y rápidas posibles.

Igual saldremos de la crisis económica, más temprano que tarde, como hemos salido otras veces, lo que será fácil si de nuevo recordamos nuestra asombrosa capacidad de cambio y desarrollo, si dejamos de lado la actitud pesimista que condujo actualmente a los mas bajos precios todos nuestros valores tangibles e intangibles. En fin, si trabajamos por ello.

Es cierto, la guerrilla se muestra salvaje, la clase dirigente insensible, los políticos corruptos, los bancos usureros, los gobernantes incompetentes, pero siempre nos hemos quejado de lo mismo y el país ha seguido su curso con éxito y orgullo.

Y ya que nuestra obsesión se encuentra enfocada en el sector salud, igualmente debemos decir que el propósito de equidad a través del aseguramiento universal es tan grande como el país, y si bien actualmente también presenta graves problemas en su desarrollo, logrará sortear las dificultades y alcanzar las metas, así nos lleve muchos años más de los inicialmente previstos. De modo que a trabajar en ello.


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